Acostumbrase a ganar, encontrar a un líder, tener congruencia en la decisiones ofensivas, creer en un sistema que fortalece una unidad defensiva y confiar en tu pateador en momentos cruciales jamás debe ser cuestionado por el cómo se consiguió.

Sino por el contrario debe ser bienvenido el QUE se haya conseguido y trabajar duro sobre la premisa.

Porque siempre se cuestionó que Romo no era el líder del equipo y que su comportamiento errático se hacía más latente en los momentos de presión, como también siempre se cuestionaron las decisiones absurdas de ir en cuarta oportunidad y una yarda por avanzar en el primer cuarto de juego cuando se podía ir por tres puntos y, qué decir de los múltiples cuestionamientos de la falta de agresividad de la defensiva en el momento culminante del partido o de las incontables tacleadas falladas en campo abierto, ni cómo olvidar que te la tenías que jugar en cuarta y diez por avanzar porque tu pateador no era consistente.

Hoy a solo tres semanas de inicio de una temporada sui generis en la NFL, los Vaqueros de Dallas se han sobrepuesto a muchos de sus fantasmas del pasado no muy lejano, Romo pasó de ser el eterno Villano a ser el nombrado y renombrado (por su mismo equipo) como Líder e Inspirador. Garrett supo tomar a tiempo decisiones, que aún abucheadas, al final tienen al equipo con una marca de 2-1 indiscutible. Rob Ryan con su look nada convencional para ser un Vaquero de Dallas y su sistema defensivo basado en gran personalidad, han producido a dos líderes tempranos en los rubros de tacleadas y capturas de pasadores. Y Bailey tiene dos semanas de dar el zapatazo certero que se convierte en victoria, sin que en la jornada uno se le diera esa oportunidad por los sucesos ya multicomentados alrededor de la liga.

Así que cuestionar el cómo se han venido dando estos hechos matizándolos como justitos o apenitas o minimizarlos por la supuesta mediana calidad de los oponentes, además de ser injusto es estúpido, máxime si viene del propio aficionado Vaquero.

Pues en la vida uno debe acostumbrase a que los resultados sean positivos, debe tener la costumbre de ganar y mantener esa constante aunque el cómo se consiga la victoria no venga cubierto con betún o envuelto en terciopelo. Hoy se gana ese es el hecho y hay que hacerlo habito, ya que la victoria por sí sólo reviste.