Una mujer embarazada debe tener en cuenta siempre que a pesar de todos los cuidados que tenga, siempre existen riesgos para su bebé, aunque esto no debe alarmarla, ya que con sencillas formulas puede salir adelante ella y su bebé.
El alcohol que una madre ingiere afecta también a su bebé y éste puede tener defectos congénitos evitables, debido a que el alcohol se descompone más lentamente en el cuerpo inmaduro del feto que en el cuerpo de un adulto. Hay que recordar que el riesgo de abortos espontáneos y de nacimientos de niños muertos aumenta considerablemente con el consumo de alcohol.
Una de las principales enfermedades causadas por el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo es la denominada síndrome de alcoholismo fetal (su sigla en inglés es FAS). Este aparece en niños de madres alcohólicas o de madres que beben más de cuatro o cinco copas al día. Incluso beber poco puede afectar al bebe en su desarrollo.
Otro de los vicios que deben abstenerse las mujeres durante su embarazo es el consumo del tabaco y evitar ser fumadora pasiva, es decir inhalar el humo del cigarro de otra persona, ya que aun así el bebé puede presentar problemas.
Éste humo puede causar diversos daños en el bebé y es la causa de bajo peso al nacer, tener un nacimiento prematuro, riesgo de defectos congénitos e incluso la muerte. Una vez que el bebé ha nacido, puede presentar problemas como deficiente desarrollo de los pulmones, crecimiento físico, intelectual y problemas de comportamiento. La madre tampoco esta exenta de los riesgos ya que durante su embarazo puede sufrir de complicaciones de la placenta e infecciones del útero.
Si el alcohol y el tabaco causan mucho daño tanto en la madre como en el bebé, las drogas ilegales, como la cocaína, pueden tener resultados devastadores. La madre puede sufrir de contraer anemia, infecciones de la sangre, del corazón y de la piel, hepatitis y otras enfermedades infecciosas, así como el incremento en el riesgo de enfermedades de transmisión sexual.
Las drogas pasan de la corriente sanguínea de la madre al feto a través de la placenta, lo que hace que genera en el bebé una dependencia y adicción a las drogas que consume la madre.
El consumo de la marihuana, considerada como otra de las drogas ilegales, hace que el bebé pueda presentar problemas con el comportamiento una vez que ha nacido. La heroína puede provocar un síndrome de abstinencia grave en el bebé; algunos síntomas duran de cuatro a seis meses.
Al tomar medicamentos, siempre la mamá tiene que preguntarle a su médico si es recomendable hacerlo ya que éstos afectan al feto de diferentes maneras, dependiendo el desarrollo del bebé, tipo y dosis de medicamentos. Aquellas que tomas medicinas de padecimientos preexistentes, como epilepsia o presión sanguínea alta, es recomendable decirle al médico una vez que ha sabido de su embarazo.
La intoxicación por alimentos, que se da cuando están poco cocidos o crudos, puede causar la deshidratación de la madre y privar al feto de nutrición. Además de provocar meningitis y neumonía en el feto y posiblemente la muerte. Cocine bien los alimentos crudos, lave los vegetales crudos, lávese las manos, los cuchillos y tablas de cortar.
Las enfermedades de transmisión sexual son un problema aparte que hay que tocar, ya que este es muy propenso que el bebé se contagie, aunque es posible evitar estas enfermedades si se tiene sólo un compañero sexual. Algunas de estas enfermedades son:
Clamidia - Pueden estar asociadas con el trabajo de parto prematuro y la ruptura de las membranas que rodean al feto.
Hepatitis - Inflamación del hígado, que produce daños y la destrucción de las células del hígado. Se han identificado cinco tipos, pero el más común en el embarazo es la hepatitis B (su sigla en inglés es HBV). Se propaga a través de la sangre y productos derivados de la sangre contaminados, por contacto sexual y agujas compartidas contaminadas.
Virus de inmunodeficiencia humana (VIH, su sigla en inglés es HIV) – Existe un 25 % de probabilidad de que una mujer infectada contagie a su bebé. El VIH mata o altera las células del sistema inmunológico y destruye progresivamente la capacidad del cuerpo de luchar contra las infecciones y ciertos cánceres. Se propaga más comúnmente por el contacto sexual con una persona infectada, contacto con sangre infectada al compartir agujas, jeringuillas o equipo para administración de drogas con alguien que esté infectado con el virus.
Las embarazadas que requieren de mayor atención y cuidado son las diabéticas (azúcar en la sangre), hipertensas (presión alta), las que sufren de epilepsia (ataques), y aquellas que tienen menos de 18 años o más de 35.
Si tuvo abortos anteriores, partos prematuros, niños con bajo peso al nacer, muertos o fallecidos en el primer año de edad, con malformaciones es mejor que consulte con su médico e inicie su control prenatal lo más pronto posible.
Preste atención a estas señales para evitar cualquier problema: si durante su embarazo ocurren sangrados transvaginales, el bebé deja de moverse, aparecen contracciones intensas antes del trabajo de parto o si tiene fiebre prolongada.