Los videojugadores de la vieja escuela y algunas generaciones posteriores tuvieron la oportunidad de comprar videojuegos en formato físico que incluían un manual. Este contenido impreso contenía la descripción del título, su historia, arte oficial y detalles, siendo una parte importante de la experiencia de juego. Sin embargo, en un momento las compañías consideraron que esto era un gasto innecesario así que solo tenemos una caja con portada, contraportada llena de información legal, y el disco o cartucho. Pese a ello, hay quien no se rinde y hace las cosas a su manera.