La realidad del gaming es la misma que la de la era digital en materia de preservación: hay poco o nulo interés por parte de las compañías de llevar un registro de los proyectos. Si bien esto asegura que el código y material audiovisual se puedan perder con el paso del tiempo y por contextos diferentes, distintos entusiastas en todas partes del mundo hacen una labor titánica para mantener la historia de los videojuegos y a veces esto encuentra apoyo por parte de las empresas y estudios.