El hype por las consolas mini que provocó Nintendo nos hizo pensar en que todos nuestros sueños se harían realidad y los sistemas de antaño con los que crecimos, o que en su momento no tuvimos, estarían de vuelta en una oportunidad para hacer las paces con el pasado. Lamentablemente, esto solo fue una moda pasajera y nada más, dejando en el olvido algunos planes, como el del SEGA Dreamcast Mini.