En Diciembre de 1853 se recibió del gobierno de la diócesis el Dr. Francisco de Paula Verea, originario de Guadalajara. Fue propuesto por el gobierno nacional como octavo obispo de Linares y aceptado por el Papa Pío XI, quedó consagrado en México por el Obispo D. Lázaro de la Garza Ballesteros, alto dignatario eclesiástico nativo de Montemorelos y medio hermano de D. José María Parás. Veintiséis años gobernó su diócesis el obispo Verea, hasta 1879, en que con igual carácter fue destinado a Puebla.
En septiembre de 1857 este obispo fue expulsado del Estado por haber cometido una descortesía grave al Ayuntamiento de Monterrey, cuyos componentes habían asistido en masa a una función religiosa en Catedral. No pudo volver sino hasta fines de 1861, cuando las tropas francesas ocupaban la ciudad, siendo recibido con gran pompa por sus feligreses, entre quienes destacaban los más acaudalados vecinos. La descortesía cometida por el obispo consistió en no haber recibido al Cabildo con los honores debidos, por lo que, como primera providencia, todos los canónigos fueron detenidos en el Palacio Municipal.
