Isaac Garza, nativo de Cadereyta, fue sorprendido por espías franceses en el comercio de armas, fue aprehendido y juzgado con todo rigor, se le condenó a muerte siendo fusilado en la Plaza del Roble. Isaac Garza murió valientemente, sacrificado por el invasor a las primeras horas del 7 de junio de 1866. Tenia veintisiete años de edad. La ciudad, poco tiempo después bautizó con su nombre, para honrar y perpetuar su memoria, una de las principales calles de Monterrey.