Fue designado como gobernador de Nuevo León, quien ya antes habia desempeñando el mismo cargo en los primeros años después de la consumación de la Independencia. Parás había seguido siendo un eminente y ciudadano patriota, el Estado recibió con aplauso su nueva elección. Se dedicó desde luego a una intensa labor administrativa de reconstrucción, como lo exigían las circunstancias, después de tantos años de perturbaciones políticas y tras de la guerra por la que se acababa de pasar; pero no alcanzó a realizar sus proyectos porque sus padecimientos se lo impidieron, causándole al fin la muerte a los 55 años de edad (Febrero de 1850).