Quienes disfrutaron la segunda época dorada de las Arcade, marcada por el éxito de Street Fighter II: The World Warrior, saben que este título dio inicio a un nuevo entorno competitivo que había pasado de enfrentamientos para superar puntajes a disputas 1v1 para demostrar quién era el mejor. Sin embargo, esto también daba pie a escenas competitivas hostiles pues no existía mayor regulación y orden que el impuesto por los grupos que frecuentaban los locales de maquinitas. Precisamente, la leyenda de Street Fighter, Daigo Umehara, forjó su trayectoria ante este tipo de situaciones.
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